San Juan de Ribera: Un ejemplo de fe, caridad y amor a la Eucaristía

El 19 de enero, la Iglesia Católica celebra la memoria de San Juan de Ribera, un santo español que dedicó su vida al servicio de Dios y al cuidado espiritual de los fieles, especialmente en Valencia, donde desempeñó un papel crucial como arzobispo y virrey. Su vida es un testimonio de devoción, caridad y celo pastoral.
Infancia y formación
San Juan de Ribera nació el 20 de marzo de 1532 en Sevilla, España, en el seno de una familia noble y profundamente religiosa. Su padre, Pedro Afán de Ribera, era virrey de Nápoles, y su madre falleció cuando él era aún muy joven. Aunque creció sin el amor materno, encontró en su familia un ejemplo de virtud cristiana y entrega al prójimo.
Desde niño, San Juan fue testigo de actos extraordinarios de caridad en su hogar, donde se repartían limosnas a los pobres y se cuidaba a los enfermos más abandonados. Una figura destacada en su entorno fue su pariente Teresa Enríquez, conocida como «la loca por el Santísimo Sacramento», cuya devoción a la Eucaristía dejó una profunda huella en su espiritualidad.
Sacerdocio y misión episcopal
San Juan fue ordenado sacerdote en 1557 y rápidamente destacó por su piedad, sabiduría y capacidad para guiar a las almas. Fue nombrado obispo de Badajoz en 1562 y posteriormente arzobispo de Valencia en 1568. Su labor pastoral en Valencia marcó una época de renovación espiritual y administrativa en la diócesis.
Como arzobispo, San Juan se dedicó a reforzar la fe en su diócesis mediante la formación de los sacerdotes y la implementación de las reformas del Concilio de Trento. También promovió la catequesis y trabajó incansablemente para instruir al pueblo en las verdades de la fe.
El amor a la Eucaristía y la caridad
Uno de los aspectos más destacados de su vida fue su profundo amor a la Eucaristía. San Juan promovió la adoración al Santísimo Sacramento y buscó maneras de hacer que la presencia real de Cristo en la Eucaristía fuera el centro de la vida cristiana. Su amor por la liturgia y la devoción eucarística le llevó a inculcar este fervor en sus fieles.
Además, San Juan de Ribera se distinguió por su caridad hacia los pobres. Fundó el Colegio del Corpus Christi en Valencia, una institución destinada a la formación de sacerdotes santos y bien preparados para las labores pastorales. Su lema, «Deo et Pauperibus» («Para Dios y los pobres»), refleja el corazón de su misión.
Un modelo de santidad en tiempos difíciles
Durante su tiempo como arzobispo, San Juan tuvo que enfrentar numerosos desafíos, incluidos los conflictos políticos y religiosos. Fue un ferviente defensor de la fe católica en un período marcado por la presencia de los moriscos (musulmanes convertidos al cristianismo) en Valencia, trabajando arduamente para su evangelización.
Su vida austera y su profundo sentido de la responsabilidad pastoral le ganaron la admiración y el respeto de sus contemporáneos.
Canonización y legado
San Juan de Ribera falleció el 6 de enero de 1611 en Valencia, dejando un legado imborrable de fe y servicio. Fue canonizado por el Papa Juan XXIII en 1960
Hoy, San Juan de Ribera es recordado como un modelo de obispo y pastor que vivió plenamente su vocación al servicio de Dios y su pueblo. Su ejemplo nos invita a profundizar en nuestra relación con Cristo en la Eucaristía y a vivir una vida de caridad y entrega al prójimo.
San Juan de Ribera, ruega por nosotros.
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