La «visión» que tuvo Santa Cleopatra tras reclamarle a un santo mártir por la muerte de su hijo

Dentro de las tradiciones de la Iglesia Católica, se narra la historia de una santa llamada Cleopatra. Según la leyenda, Cleopatra confrontó a San Varo con fervor tras perder a su hijo. En ese momento, experimentó una reveladora «visión» que le mostró la misión de los «soldados de Cristo».
De acuerdo con el libro de Vidas de los Santos escrito por el Padre Alban Butler (1710-1763), un respetado historiador que elaboró biografías de numerosos santos, durante el reinado del emperador romano Maximino (aprox. 173-238 d.C.) en Egipto, vivió San Varo. Este valeroso soldado visitó y alimentó a siete monjes que se encontraban prisioneros. Trágicamente, uno de ellos falleció, y San Varo decidió ocupar su lugar. Por esta razón, San Varo fue sometido a diversas torturas y finalmente murió como mártir junto con los monjes.
Santa Cleopatra, profundamente devota, cuidó del cuerpo del santo, lo ocultó y lo sepultó en Adraha, una antigua ciudad al este del lago Tiberíades. Con el tiempo, la tumba se convirtió en un sitio de peregrinación.
Cleopatra tenía un amado hijo llamado Juan, quien anhelaba ser soldado. Con el deseo de proteger a su hijo, Cleopatra decidió erigir una Basílica en honor al militar San Varo. Sin embargo, una tragedia estaba por acontecer.
En el día de la dedicación del templo a San Varo y el traslado del cuerpo del santo al altar, Juan falleció. Desgarrada por el dolor, Cleopatra pasó largas horas lamentándose. En su aflicción, le suplicaba a Dios que resucitara a su hijo y censuraba a San Varo por lo que consideraba su falta de gratitud.
En ese momento, Cleopatra cayó en un sueño profundo y experimentó una visión. Vio a su hijo junto a San Varo. En su sueño, se postró a los pies del santo, suplicante. San Varo la miró y le reprochó su falta de confianza, recordándole todo lo que había hecho para que Juan disfrutara de salud y éxito en su vida.
«Como ves, Dios escuchó mis oraciones, otorgándole a tu hijo la salud eterna y llamándolo a unirse a aquellos que siguen al Cordero a dondequiera que va», le dijo San Varo. Con profundo reconocimiento, Cleopatra aceptó los favores del santo y le imploró que también pudiera acompañarlos a él y a su amado hijo.
El Padre Alban Butler menciona que Cleopatra despertó y enterró a su hijo Juan junto a San Varo, siguiendo las indicaciones de su sueño. Pasó siete años «consagrada a la devoción y penitencia» y, finalmente, fue sepultada cerca de la tumba de su hijo y de los restos de San Varo.
Cabe mencionar que, aunque los nombres de Cleopatra y su hijo Juan no aparecen en el martirologio romano, sí están presentes en el Menaion griego, que, según la Enciclopedia Católica, comprende los libros con los oficios para las festividades litúrgicas del rito bizantino. No obstante, es importante señalar que el Padre Butler también menciona que no existen datos sobre el «culto primitivo» dedicado a Santa Cleopatra, lo que pone en duda su autenticidad histórica.
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