Hoy la Iglesia celebra a San Francisco y Santa Jacinta Marto, los pastorcitos de Fátima
San Francisco y Santa Jacinta Marto son dos de los tres niños pastores que presenciaron las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal, en 1917. Junto con su prima, Lucía dos Santos, los hermanos Marto jugaron un papel crucial en uno de los eventos más importantes del siglo XX para la Iglesia Católica.
Los hermanos, Francisco Marto (1908-1919) y Jacinta Marto (1910-1920), nacieron en una familia humilde y devota en Aljustrel, un pequeño pueblo cercano a Fátima. Durante la Primera Guerra Mundial, mientras pastoreaban ovejas con su prima Lucía, presenciaron una serie de apariciones de una «Señora más brillante que el sol» en el área de Cova da Iria, cerca de su hogar.
La aparición de la Virgen María ocurrió seis veces, comenzando el 13 de mayo de 1917 y continuando hasta octubre de ese año. Durante estas apariciones, la Virgen María compartió mensajes de oración, penitencia y conversión, instando a los niños y al mundo a rezar el Rosario por la paz y la conversión de los pecadores.
San Francisco y Santa Jacinta experimentaron profundamente el impacto de estas apariciones y respondieron con una profunda devoción y sacrificio. Ofrecieron oraciones y sacrificios por la conversión de los pecadores, tal como la Virgen María les había pedido. También aceptaron con valentía los sufrimientos que siguieron a las apariciones, incluidas las burlas y persecuciones por parte de quienes no creían en sus experiencias.
Trágicamente, ambos hermanos fallecieron jóvenes debido a la pandemia de gripe española que azotó Europa en 1918 y 1919. Sin embargo, antes de su muerte, fueron testigos de eventos milagrosos asociados con las apariciones, incluida la visión del infierno, así como varias profecías sobre la paz y el futuro de la Iglesia.
El 13 de mayo de 2017, el Papa Francisco canonizó a los hermanos Marto en una ceremonia en Fátima, en la que se convirtieron en los santos más jóvenes no mártires de la Iglesia Católica. Su vida y santidad continúan siendo un poderoso testimonio de fe, devoción y sacrificio para millones de fieles en todo el mundo, y su mensaje de oración y penitencia sigue siendo relevante en la actualidad.
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