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Vida Catòlica mayo 11, 2024

Hoy la Iglesia Católica celebra a San Francisco de Gerónimo, misionero jesuita

Hoy, 11 de mayo, la Iglesia Católica celebra la memoria litúrgica de San Francisco de Jerónimo, un misionero jesuita cuyo legado perdura como ejemplo de entrega, evangelización y servicio desinteresado hacia los demás.

Nacido en el año 1642 en Alcalá de Henares, España, Francisco Jerónimo Marquerie y Mayans mostró desde joven una profunda vocación religiosa. A los 19 años, ingresó a la Compañía de Jesús, donde se destacó por su fervor en la predicación y enseñanza de la fe cristiana. Tras su ordenación sacerdotal en 1673, se embarcó en una misión trascendental que lo llevaría al otro lado del océano Atlántico, hacia las tierras de México.

En 1681, San Francisco de Jerónimo fue enviado como misionero jesuita a México, donde se dedicó a la evangelización de los indígenas en las regiones de Oaxaca y Guerrero. Su labor no se limitó solo a la predicación del Evangelio, sino que también se destacó por su compromiso con la educación de jóvenes indígenas y mestizos. Fundó varias escuelas y colegios, proporcionando a los habitantes de la región acceso a la enseñanza y la formación, contribuyendo así al desarrollo intelectual y espiritual de la comunidad.

La vida de San Francisco de Jerónimo estuvo marcada por un profundo amor y servicio a los más necesitados. Durante su tiempo en México, mostró una dedicación incansable hacia los pobres y marginados, brindándoles asistencia espiritual y material. Su compromiso con la justicia social y su solidaridad con los desfavorecidos lo convirtieron en un verdadero apóstol del amor de Cristo en un contexto de desigualdad y sufrimiento.

El legado de San Francisco de Jerónimo trascendió su tiempo y su lugar, dejando una huella indeleble en la historia de México y en la misión de la Iglesia Católica. Su canonización por el papa Pío XII en 1950 fue un reconocimiento a su vida de santidad y entrega total a Dios y al prójimo. Hoy, en su fiesta litúrgica, recordamos y honramos su ejemplo de servicio desinteresado y su valiente testimonio de fe, inspirándonos a seguir sus pasos en el camino del amor y la solidaridad hacia todos los hijos de Dios.

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