Hoy celebramos a Santa Clélia, la fundadora más joven en la historia de la Iglesia

Santa Clélia Barbieri nació el 13 de febrero de 1847 en Budrie, una localidad cerca de Bolonia, Italia. Desde temprana edad, mostró un fuerte deseo de dedicar su vida a Dios y se sintió atraída por la vida religiosa. A la edad de 17 años, ingresó a la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción, también conocidas como las Adoratrices, en Piacenza, Italia.

A pesar de su corta vida, Santa Clélia dejó un impacto significativo en la congregación y en aquellos a quienes sirvió. Demostró un profundo amor por Dios y una gran dedicación a la adoración eucarística. Además, tenía un gran corazón compasivo y se dedicó a ayudar a los necesitados, especialmente a los jóvenes y a las mujeres en situaciones difíciles.

En 1870, a la edad de 23 años, Santa Clélia fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Gabriel, con el objetivo de atender a las necesidades espirituales y educativas de las jóvenes y promover la devoción a la Sagrada Familia. Esta fundación la convierte en la fundadora más joven en la historia de la Iglesia.

Sin embargo, la vida de Santa Clélia fue interrumpida prematuramente debido a una enfermedad. Falleció el 13 de julio de 1870, apenas seis meses después de la fundación de su congregación. A pesar de su corta existencia, su ejemplo de entrega a Dios y servicio a los demás dejó una profunda huella en aquellos que la conocieron.

Santa Clélia fue canonizada el 9 de abril de 1989 por el Papa San Juan Pablo II, quien destacó su santidad alcanzada en un breve período de tiempo y resaltó que su vida demostraba que la santidad es obra de la gracia divina.

La fiesta de Santa Clélia se celebra el 13 de julio, el día de su fallecimiento, y es una oportunidad para recordar su vida ejemplar y buscar su intercesión en nuestras vidas. Su legado perdura en la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Gabriel y en todos aquellos que encuentran inspiración en su fervor religioso y amor al prójimo.