Hoy celebramos a las santas Justa y Rufina mártires, dos hermanas unidas por el amor a Cristo
Hoy, 19 de julio, se celebra la festividad de las santas Justa y Rufina, dos mártires cristianas veneradas en la Iglesia Católica. Estas dos hermanas son consideradas santas debido a su firme fe y lealtad a Cristo, a pesar de enfrentar persecuciones y sufrimientos.
La historia de las santas Justa y Rufina se remonta al siglo III, en la ciudad de Sevilla, en la antigua provincia romana de Hispania (hoy España). Eran dos jóvenes hermanas que vivían en una familia de alfareros y trabajaban en la venta de cerámica.
Según las tradiciones cristianas, durante una de las persecuciones contra los cristianos llevadas a cabo por el emperador romano Diocleciano, las dos hermanas se negaron a vender cerámica para fines religiosos paganos. Su firme negativa enfureció a las autoridades locales y, en un acto de venganza y para obligarlas a ceder, destruyeron su mercancía y las denunciaron a las autoridades imperiales.
Fueron arrestadas y llevadas ante el tribunal, donde se les pidió que renunciaran a su fe en Cristo y adoraran a los dioses paganos. Sin embargo, Justa y Rufina se mantuvieron firmes en su creencia y se negaron a apostatar. Como resultado, fueron sometidas a torturas y maltratos, pero nada logró quebrantar su fe.
Finalmente, fueron condenadas a muerte y ejecutadas en el año 287 d.C. Se dice que las sometieron a diversas formas de tortura, incluyendo el uso de garfios de hierro y quemaduras, antes de morir como mártires por su fe cristiana.
Después de su muerte, se cree que las hermanas recibieron sepultura en una iglesia dedicada a San Sebastián en la ciudad de Sevilla, que se convirtió en un lugar de peregrinación y devoción popular a lo largo de los siglos.
En el arte religioso, las santas Justa y Rufina son representadas a menudo como jóvenes vestidas con atuendos romanos, portando cerámica rota o herramientas de alfarería, debido a su profesión.
Cada año, el 19 de julio, la Iglesia Católica conmemora a estas valientes mártires, recordando su valentía y su testimonio de fe en Cristo hasta el martirio. Su vida es un ejemplo de resistencia frente a la adversidad y del amor a Dios por encima de todas las cosas.
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