El Papa Francisco: «Si creemos que nada es imposible para Dios, haremos milagros»

El miércoles 7 de agosto, el Papa Francisco reanudó las audiencias generales que habían sido suspendidas durante el mes de julio, como es la costumbre anual. En esta ocasión, se centró en la obra del Espíritu Santo en el proceso de la Redención.

Inspirado por el pasaje del Evangelio según San Lucas que narra el misterio de la Encarnación de Jesús en el vientre de María, el Papa Francisco exhortó a confiar como lo hizo la Virgen María, recordando las palabras del ángel: «Para Dios nada es imposible».

«Si creemos en esto, haremos milagros», afirmó el Papa Francisco al concluir su catequesis en el Aula Pablo VI del Vaticano. Recordó que la Encarnación por obra del Espíritu Santo es una verdad que la Iglesia Católica ha colocado en el centro de su Credo desde el Concilio Ecuménico de Constantinopla.

Esta convicción es la base de la oración diaria del Ángelus en la piedad católica, señaló el Papa. Además, mencionó que este artículo de fe permite entender a María como la Esposa por excelencia, una figura que también representa a la Iglesia, como se recoge en la Constitución Dogmática Lumen gentium del Concilio Vaticano II.

La Iglesia y la Acción del Espíritu Santo

Apoyándose en los verbos «concebir» y «parir» presentes en los Evangelios, el Papa explicó cómo María primero concibió a Jesús en su corazón y en su carne, y luego lo dio a luz. De manera similar, la Iglesia primero acoge la Palabra de Dios y luego la transmite a través de la vida y la predicación. Sin esta acogida previa, la predicación sería estéril.

Ante los desafíos, cuando la Iglesia se enfrenta a tareas que parecen insuperables, la respuesta sigue siendo la misma: «recibiréis la fuerza del Espíritu Santo», citando los Hechos de los Apóstoles. Sin el Espíritu Santo, la Iglesia no puede avanzar, crecer ni predicar.

Preocupación por Oriente Medio

El mismo día, el Papa Francisco se reunió con el embajador de Israel ante la Santa Sede, Raphael Yaakov Schutz, y expresó su profunda preocupación por la situación en Oriente Medio. Al concluir la audiencia general, hizo un llamamiento a todas las partes implicadas para que cesen los conflictos y detengan el fuego en Gaza, donde la situación humanitaria es crítica.

El Papa rezó por la paz, esperando que el amor supere al odio y que el perdón desarme la venganza. También pidió oraciones por Ucrania, Myanmar, Sudán, y por el fin de las discriminaciones étnicas en Pakistán y Afganistán, especialmente contra las mujeres.

Reflexión Final

El mensaje del Papa Francisco nos invita a confiar plenamente en Dios y en la acción del Espíritu Santo, recordándonos que, con fe, somos capaces de realizar milagros y transformar el mundo a nuestro alrededor. Unidos en oración, sigamos trabajando por la paz y la justicia en todos los rincones del mundo.