5 Recomendaciones para una Lectura Profunda de la Biblia
Cada septiembre, la Iglesia Católica conmemora el Mes de la Biblia, un texto complejo cuya comprensión y aprovechamiento se benefician de seguir ciertas directrices.
ACI Prensa ha consultado al P. Luis Sánchez Navarro, profesor de Nuevo Testamento II en la Facultad de Teología de la Universidad Eclesiástica San Dámaso en Madrid, quien ofrece cinco recomendaciones útiles para los católicos al leer la Biblia.
- Leer la Biblia en el contexto de la Iglesia El P. Sánchez destaca que los católicos leen tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento “porque la Iglesia los ha reconocido como testimonio inspirado de la Revelación. Por ello, leerlos fuera del contexto de la Iglesia y su fe puede resultar infructuoso”.
El experto agrega que “su entorno apropiado es la Liturgia, especialmente la celebración de la Eucaristía, donde la Palabra se hace carne de manera eminente y real”.
En cuanto al Antiguo Testamento, “como testimonio escrito de la alianza de Dios con Israel, ha sido recibido por la Iglesia -como enseñó Jesús- como una preparación y profecía de la Nueva Alianza”.
El Nuevo Testamento, “es el testimonio apostólico acerca de Jesucristo, plasmado por escrito en diversos géneros literarios; es una obra de hombres de Iglesia inspirados para tal propósito”. La ausencia de estos escritos en los primeros años se debe a que “el testimonio vivo de los Apóstoles resonaba en la Iglesia”, explica el catedrático.
- Considerar la unidad de la Biblia El P. Sánchez aclara que la Biblia es una biblioteca de 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento, que varían en “carácter histórico, profético, sapiencial, oracional o epistolar”.
Sin embargo, “es, en esencia, un solo libro (de hecho, llamamos a esto la Biblia)”, tanto en su aspecto lingüístico como “especialmente, desde la perspectiva histórica, sociológica y teológica”.
Su unidad se basa en la historia de salvación que representa: “una historia sagrada que comienza con la creación y culmina en la nueva creación, la Jerusalén celestial”. La genealogía que culmina en el nacimiento del Mesías al inicio del Evangelio de Mateo es un ejemplo de esto, recuerda el catedrático.
Otro aspecto de la unidad de la Biblia es “el sujeto de esta historia”. El Antiguo Testamento hace referencia “al pueblo heredero de la promesa” hecha a Abraham, “que alcanzará su plenitud en el pueblo de la Nueva Alianza, la Iglesia”.
Finalmente, toda la Biblia “testifica la intervención de Dios en la historia para salvar al hombre y revela a Dios como el verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Por eso “podemos hablar de Él: eso significa la palabra teología”.
- La Biblia como testimonio de la Revelación Las Sagradas Escrituras son “el testimonio escrito e inspirado de la Revelación de Dios”. Esto implica que reflejan “la verdadera intervención de Dios en la historia”; que “tienen la estabilidad propia de la comunicación escrita”; y que “no es fruto de la simple iniciativa humana, sino que a través del autor humano, es Dios quien nos da testimonio acerca de sí mismo”.
El P. Sánchez recomienda leer el texto sagrado “como si se escuchara la voz de un amigo, de un padre, de un esposo: de alguien que, como diría Santa Teresa, ‘sabemos que nos ama’”.
Al mismo tiempo, destaca que “la Revelación no es estática, sino dinámica, y sucede” cuando alguien se abre “a la acción de Dios en la Iglesia”, con la Escritura como un elemento sumamente valioso.
- La Biblia como camino hacia la plenitud frente a ideologías La constitución pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II afirma que Cristo “manifiesta plenamente al hombre y revela la grandeza de su vocación”.
Basado en esto, el catedrático de la Universidad Eclesiástica San Dámaso indica que “la Sagrada Escritura se presenta como un camino hacia la plenitud humana, en contraste con las ideologías totalitarias que nos conducen a la inhumanidad”.
- Leer la Biblia desde la fe El P. Luis Sánchez resume que “una lectura fructífera de la Sagrada Escritura solo puede lograrse dentro de la fe de la Iglesia: formulada y sintetizada en el Credo, celebrada en los sacramentos, vivida según el Evangelio”.
En este sentido, subraya que “la fe es la llave de ese gran libro” porque, aunque cada libro sea distinto, todos “nacen de la Revelación y dan testimonio de la fe, respuesta al Dios que se revela”.
“Para leer la Biblia con provecho, con frutos de vida plena y eterna, podemos recordar las palabras iniciales de Jesús: ‘Convertíos y creed en el Evangelio’”, concluye.
Secciones
Más Leídos
Nuestra Señora de Cuapa, 8 mayo de 1980
Oración a Nuestra Señora de La Merced
La emotiva carta de San Luis Gonzaga a su angustiada madre antes de morir
Hoy, Lunes de la Octava de Pascua, la Iglesia Católica celebra el «Lunes del Ángel»
Oraciòn Regina Coeli O Reina del Cielo
Lecturas del Martes de la XXVII Semana del Tiempo Ordinario. Santa Faustina Kowalska, virgen
Lectura de la carta del apóstol Pablo a los Gálatas (1,13-24):
Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a...
Sal 138
R/. Guíame, Señor, por el camino eterno Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces...
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10, 38-42):
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió...