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Semana Santa abril 4, 2023

Martes Santo

Con el Crucifijo en mis manos

Jesús alcanza la humillación completa con la «muerte en la cruz». Se trata de la peor de las muertes, la destinada a los esclavos y a los delincuentes.

Jesús era considerado un profeta, pero muere como un delincuente… nos hará bien a todos nosotros mirar el crucifijo, besar las llagas de Jesús, besarlas en el crucifijo. Él ha tomado sobre sí el sufrimiento humano, se ha endosado todo ese sufrimiento.

Jesús, que ha elegido pasar por este camino, nos llama a seguirlo en su mismo camino de humillación. Cuando en ciertos momentos de la vida no encontramos ninguna vía de escape a nuestras dificultades, cuando nos hundimos en la oscuridad más espesa, es el momento de nuestra humillación y despojo total, la hora en la que experimentamos que somos frágiles y pecadores.

Es precisamente entonces, en ese momento, que no debemos enmascarar nuestro fracaso, sino abrirnos confiados a la esperanza en Dios, como hizo Jesús…. Por eso en este día nos hará bien tomar el crucifijo en la mano y besarlo muchas veces, y decir: “Gracias Jesús, gracias Señor”.

Y tomando un Crucifijo en la mano meditaba: Desde mi cruz hasta tu soledad

Te escribo desde mi cruz a tu soledad, a ti, que tantas veces me miraste sin verme y me oíste sin escucharme.

A ti, que tantas veces prometiste seguirme de cerca y sin saber por qué te distanciaste de las huellas que dejé en el mundo para que no te perdieras.

A ti, que no siempre crees que estoy contigo, que me buscas sin hallarme y a veces pierdes la fe en encontrarme, a ti, que a veces piensas que soy un recuerdo y no comprendes que estoy vivo.

Yo soy el principio y el fin, soy el camino para no desviarte, la verdad para que no te equivoques y la vida para no morir.

Mi tema preferido es el amor, que fue mi razón para vivir y para morir. Yo fui libre hasta el fin, tuve un ideal claro y lo defendí con mi sangre para salvarte.

Fui maestro y servidor, soy sensible a la amistad y hace tiempo que espero que me regales la tuya.

Nadie como yo conoce tu alma, tus pensamientos, tu proceder, y sé muy bien lo que vales.

Sé que quizás tu vida te parezca pobre a los ojos del mundo, pero Yo sé que tienes mucho para dar, y estoy seguro que dentro de tu corazón hay un tesoro escondido; conócete a ti mismo y me harás un lugar a mí.

Si supieras cuánto hace que golpeo las puertas de tu corazón y no recibo respuesta.

A veces también me duele que me ignores y me condenes como Pilato, otras que me niegues como Pedro y que otras tantas me traiciones como Judas.

Y hoy, te pido paciencia para tus padres, amor para tu pareja,  responsabilidad para con tus hijos, tolerancia para los ancianos,  comprensión para todos tus hermanos, compasión para el que sufre,  servicio para todos.

Quisiera no volver a verte egoísta, orgulloso, rebelde, disconforme, pesimista.

Desearía que tu vida fuera alegre, siempre joven y cristiana.

Cada vez que flaquees, búscame y me encontrarás, cada vez que te sientas cansado, háblame, cuéntame.

Cada vez que creas que no sirves para nada no te deprimas, no te creas poca cosa, no olvides que yo necesité de un asno para entrar en Jerusalén y necesito a tu pequeñez para entrar en el alma de tu prójimo.

Cada vez que te sientas solo en el camino, no olvides que estoy contigo. No te canses de pedirme que yo no me cansaré de darte, no te canses de seguirme que yo no me cansaré de acompañarte, nunca te dejaré solo.

Aquí a tu lado me tienes, estoy para ayudarte.

Tomé el Crucifijo, lo besé y luego lo puse en mi corazón… Te invito a unirte conmigo en esta oración.

Pbro. Óscar 

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