S. ORMISDA, PAPA

San Ormisda, también conocido como San Hormisdas, fue un papa de la Iglesia Católica que ejerció su pontificado desde el 514 hasta su muerte en 523. Es reconocido como santo y su fiesta litúrgica se celebra el 6 de agosto.

Poco se sabe sobre los primeros años de la vida de San Ormisda antes de convertirse en papa. Sin embargo, fue elegido como el 52º papa de la Iglesia Católica el 20 de julio de 514, sucediendo al Papa San Simplicio.

Durante su pontificado, San Ormisda enfrentó desafíos internos y externos en la Iglesia. Particularmente, luchó por la unidad y la reconciliación entre la Iglesia Romana y los obispos orientales que se habían separado de Roma durante el cisma acaciano.

El cisma acaciano fue un conflicto que surgió en la Iglesia en el siglo V debido a disputas teológicas y políticas. El patriarca de Constantinopla, Acacio, había eliminado el nombre del Papa San Félix III (predecesor de San Ormisda) del diptico (lista de líderes eclesiásticos) debido a su posición en contra del monofisismo, una herejía que negaba la naturaleza divina de Cristo. Esta acción provocó una división entre Roma y Constantinopla.

San Ormisda trabajó incansablemente para resolver el cisma y restablecer la comunión entre las Iglesias. Mantuvo una correspondencia diplomática con los patriarcas orientales y logró la reconciliación con Constantinopla en el año 519.

Además de sus esfuerzos para restaurar la unidad de la Iglesia, San Ormisda también se preocupó por la ortodoxia doctrinal y emitió un decreto condenando diversas herejías, incluido el monofisismo.

San Ormisda murió el 6 de agosto de 523 y fue reconocido como santo poco después de su muerte debido a su liderazgo pastoral y su defensa de la fe católica. Su legado ha sido venerado en la Iglesia Católica a lo largo de los siglos, y su figura es recordada como un papa que buscó la paz y la unidad dentro de la Iglesia en un tiempo de tensiones y divisiones.