S. BARNABÁS, APÓSTOL

San Bernabé, también conocido como José, fue un importante miembro de la comunidad cristiana primitiva. Según el libro de los Hechos de los Apóstoles, él fue parte de la comunidad de creyentes que compartían sus bienes y vivían en unidad. Bernabé fue reconocido por los apóstoles como un hombre virtuoso y lleno de fe. Además, se le atribuye el nombre «hijo del consuelo» debido a su papel en la comunidad.

Bernabé desempeñó un papel crucial en la vida de Pablo. Fue quien lo introdujo a los apóstoles después de la conversión de Pablo y lo respaldó cuando otros desconfiaban de él. Juntos, fueron enviados a Antioquía, donde animaron a los creyentes a perseverar en el Señor. Bernabé también ayudó a Pablo en su servicio a la comunidad de creyentes y fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos.

Bernabé y Pablo emprendieron varias misiones juntos, viajando a lugares como Chipre y Panfilia. Sin embargo, hubo desacuerdos entre ellos, particularmente en cuanto a la participación de Juan Marcos en su misión. Debido a estas diferencias, Bernabé y Pablo se separaron, con Bernabé y Juan Marcos viajando a Chipre, mientras que Pablo continuó su misión en Asia.

Según las tradiciones bizantinas, Bernabé habría viajado a Roma con Pedro y luego a Milán, donde se le atribuye la conversión de varias personas y se considera el primer obispo de la ciudad. Las Actas de Bernabé, un texto del siglo V, relata su martirio en Salamina, donde habría sido apedreado por los judíos sirios. Su tumba en Salamina todavía se encuentra allí y se dice que se le apareció en un sueño al obispo de Salamina, Anthemios, quien trasladó sus restos a una basílica dedicada a él.

Aunque el Nuevo Testamento no proporciona más detalles sobre Bernabé, su papel como compañero y colaborador de Pablo, su testimonio y su servicio a la comunidad cristiana primitiva lo convierten en una figura significativa en los primeros años del cristianismo.