La Iglesia Católica recuerda a San Florián, patrono de los bomberos

San Florián fue un mártir y santo cristiano del siglo III que se convirtió en el patrono de los bomberos, los fontaneros, los alfareros y los cerveceros. Nació en el Imperio Romano en la ciudad de Lauriacum, que hoy en día es Lorch, Austria. Sirvió en el ejército romano y fue nombrado comandante de la brigada de bomberos de la ciudad de Noricum, en la actual Austria.

Durante la persecución de los cristianos por el emperador Diocleciano, San Florián se negó a renunciar a su fe cristiana y fue martirizado por negarse a ofrecer sacrificios a los dioses romanos. Se dice que fue torturado y arrojado al río Enns con una piedra atada al cuello el 4 de mayo del año 304.

La tradición católica lo venera como un santo y mártir, y muchos bomberos lo consideran su patrono debido a su valentía y dedicación a salvar vidas y proteger propiedades. La imagen más común de San Florián lo muestra sosteniendo un cubo de agua y un trozo de tela, que son símbolos de la labor de los bomberos.