La profética carta que Don Bosco escribió sobre los jóvenes tras un “viaje en el tiempo”

El artículo trata sobre una carta escrita por San Juan Bosco hace 139 años, en la que hace un llamado de atención a los salesianos y da claves para que se active una fe ferviente y alegre en la juventud. En la carta, el santo cuenta que una noche, antes de dormir, se le aparecieron dos antiguos oratorianos, jóvenes educados por él en el pasado. Uno de ellos lo saludó y Don Bosco lo reconoció como Valfré, quien estuvo en su oratorio antes de 1870. Valfré le preguntó si quería ver a los muchachos que estaban en el pasado, y Don Bosco aceptó, transportándose en el tiempo, donde pudo ver a sus jóvenes de años atrás en la hora del recreo.
El santo quedó encantado de ver a los jóvenes corriendo, saltando, jugando, cantando, riendo o escuchando la lección de un sacerdote, y señaló que la familiaridad engendra afecto y confianza, lo que abre los corazones, y los jóvenes lo manifiestan todo sin temor a los maestros, los asistentes y los superiores. Sin embargo, cuando Don Bosco fue llevado al presente, se apenó al ver a los jóvenes tristes y aburridos. Algo que se sigue repitiendo hasta hoy en varios colegios religiosos, parroquias y oratorios.
Buzzetti, el otro oratoriano que se le apareció, le precisó que de aquí provenía la frialdad juvenil para acercarse a los sacramentos, la falta de piedad, la indiferencia al llamado vocacional, el desprecio a los superiores, las murmuraciones y todas las demás consecuencias. Buzzetti le explicó la importancia de la familiaridad, que se construye estando con los jóvenes, en lo que aman, en el juego, el recreo y con una buena palabra de aliento o de consejo. Todo esto basado en el respeto a las reglas.
Buzzetti también indicó que los jóvenes deben saber los sacrificios que hacen sus superiores por ellos. Además, le hizo caer en cuenta de que muchos sacerdotes y religiosos permanecen indiferentes ante la juventud y otros sólo corregían a los infractores sin caridad, lo que hacía que los jóvenes ya no los vean como padres, hermanos y amigos.
La carta de San Juan Bosco es un llamado a los sacerdotes y religiosos para que se acerquen a los jóvenes con amor y familiaridad, para que estos se sientan amados y comprendidos, para que puedan confiar en ellos y manifestar sus necesidades y defectos sin temor, y para que los superiores puedan soportar las fatigas, los disgustos, las ingratitudes, las molestias, las faltas y las negligencias de los jóvenes. En resumen, San Juan Bosco enseña que la clave para activar una fe ferviente y alegre en la juventud es el amor y la familiaridad, y que los sacerdotes y religiosos deben acercarse a los jóvenes con estos valores para formar una relación de confianza y respeto mutuo.
Fuente: aciprensa
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